Mes: abril 2020
Lo que tienes que saber sobre el coronavirus y la Covid-19
¿Qué es un coronavirus?
Los coronavirus son una extensa familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos. En los humanos, se sabe que varios coronavirus causan infecciones respiratorias que pueden ir desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). El coronavirus que se ha descubierto más recientemente causa la enfermedad por coronavirus COVID-19.
¿Qué es la COVID-19?
La COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019.
¿Cuáles son los síntomas de la COVID-19?
Los síntomas más comunes de la COVID-19 son fiebre, cansancio y tos seca. Algunos pacientes pueden presentar dolores, congestión nasal, rinorrea, dolor de garganta o diarrea. Estos síntomas suelen ser leves y aparecen de forma gradual. Algunas personas se infectan pero no desarrollan ningún síntoma y no se encuentran mal. La mayoría de las personas (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial. Alrededor de 1 de cada 6 personas que contraen la COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y tiene dificultad para respirar. Las personas mayores y las que padecen afecciones médicas subyacentes, como hipertensión arterial, problemas cardiacos o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar una enfermedad grave. En torno al 2% de las personas que han contraído la enfermedad han muerto. Las personas que tengan fiebre, tos y dificultad para respirar deben buscar atención médica.
¿Cómo se propaga la COVID-19?
Una persona puede contraer la COVID-19 por contacto con otra que esté infectada por el virus. La enfermedad puede propagarse de persona a persona a través de las gotículas procedentes de la nariz o la boca que salen despedidas cuando una persona infectada tose o exhala. Estas gotículas caen sobre los objetos y superficies que rodean a la persona, de modo que otras personas pueden contraer la COVID-19 si tocan estos objetos o superficies y luego se tocan los ojos, la nariz o la boca. También pueden contagiarse si inhalan las gotículas que haya esparcido una persona con COVID-19 al toser o exhalar. Por eso es importante mantenerse a más de 1 metro (3 pies) de distancia de una persona que se encuentre enferma.
La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre las formas de propagación de la COVID-19 y seguirá informando sobre los resultados actualizados.
¿Es posible contagiarse de COVID-19 por contacto con una persona que no presente ningún síntoma?
La principal forma de propagación de la enfermedad es a través de las gotículas respiratorias expelidas por alguien al toser. El riesgo de contraer la COVID-19 de alguien que no presente ningún síntoma es muy bajo. Sin embargo, muchas personas que contraen la COVID-19 solo presentan síntomas leves. Esto es particularmente cierto en las primeras etapas de la enfermedad. Por lo tanto, es posible contagiarse de alguien que, por ejemplo, solamente tenga una tos leve y no se sienta enfermo. La OMS está estudiando las investigaciones en curso sobre el periodo de transmisión de la COVID-19 y seguirá informando sobre los resultados actualizados.
¿Qué puedo hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?
Medidas de protección para todas las personas
Manténgase al día de la información más reciente sobre el brote de COVID-19, a la que puede acceder en el sitio web de la OMS y a través de las autoridades de salud pública pertinentes a nivel nacional y local. Se han registrado casos en muchos países de todo el mundo, y en varios de ellos se han producido brotes. Las autoridades chinas y las de otros países han conseguido enlentecer o detener el avance de los brotes, pero la situación es impredecible y es necesario comprobar con regularidad las noticias más recientes.
Hay varias precauciones que se pueden adoptar para reducir la probabilidad de contraer o de contagiar la COVID-19:
- Lávese las manos a fondo y con frecuencia usando un desinfectante a base de alcohol o con agua y jabón.
¿Por qué? Lavarse las manos con agua y jabón o usando un desinfectante a base de alcohol mata los virus que pueda haber en sus manos.
- Mantenga una distancia mínima de 1 metro (3 pies) entre usted y cualquier persona que tosa o estornude.
¿Por qué? Cuando alguien tose o estornuda, despide por la nariz o por la boca unas gotículas de líquido que pueden contener el virus. Si está demasiado cerca, puede respirar las gotículas y con ellas el virus de la COVID-19, si la persona que tose tiene la enfermedad.
- Evite tocarse los ojos, la nariz y la boca
¿Por qué? Las manos tocan muchas superficies y pueden recoger virus. Una vez contaminadas, las manos pueden transferir el virus a los ojos, la nariz o la boca. Desde allí, el virus puede entrar en su cuerpo y causarle la enfermedad.
- Tanto usted como las personas que les rodean deben asegurarse de mantener una buena higiene de las vías respiratorias. Eso significa cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel al toser o estornudar. El pañuelo usado debe desecharse de inmediato.
¿Por qué? Los virus se propagan a través de las gotículas. Al mantener una buena higiene respiratoria está protegiendo a las personas que le rodean de virus como los del resfriado, la gripe y la COVID-19.
- Permanezca en casa si no se encuentra bien. Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y llame con antelación. Siga las instrucciones de las autoridades sanitarias locales.
¿Por qué? Las autoridades nacionales y locales dispondrán de la información más actualizada sobre la situación en su zona. Llamar con antelación permitirá que su dispensador de atención de salud le dirija rápidamente hacia el centro de salud adecuado. Esto también le protegerá a usted y ayudará a prevenir la propagación de virus y otras infecciones.
¿Quién corre riesgo de desarrollar una enfermedad grave?
Todavía tenemos mucho por aprender sobre la forma en que la COVID-2019 afecta a los humanos, pero parece que las personas mayores y las que padecen afecciones médicas preexistentes (como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes) desarrollan casos graves de la enfermedad con más frecuencia que otras.
¿Son eficaces los antibióticos para prevenir o tratar la COVID-19?
No. Los antibióticos no son eficaces contra los virus, solo contra las infecciones bacterianas. La COVID-19 está causada por un virus, de modo que los antibióticos no sirven frente a ella. No se deben usar antibióticos como medio de prevención o tratamiento de la COVID-19. Solo deben usarse para tratar una infección bacteriana siguiendo las indicaciones de un médico.
¿Existen medicamentos o terapias que permitan prevenir o curar la COVID-19?
Aunque algunos remedios occidentales, tradicionales o caseros pueden proporcionar confort y aliviar los síntomas de la COVID-19, no hay pruebas de que los medicamentos actuales puedan prevenir o curar la enfermedad. La OMS no recomienda la automedicación, en particular con antibióticos, para prevenir o curar la COVID-19. Hay varios ensayos clínicos en curso con medicamentos occidentales y tradicionales. La OMS facilitará información actualizada tan pronto como los resultados de los ensayos clínicos estén disponibles.
¿Existe alguna vacuna, medicamento o tratamiento para la COVID-19?
Todavía no. Hasta la fecha, no hay ninguna vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la COVID-2019. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas. Las personas que presentan casos graves de la enfermedad deben ser hospitalizadas. La mayoría de los pacientes se recuperan con la ayuda de medidas de apoyo.
Se están investigando posibles vacunas y distintos tratamientos farmacológicos específicos. Hay ensayos clínicos en curso para ponerlos a prueba. La OMS está coordinando los esfuerzos dirigidos a desarrollar vacunas y medicamentos para prevenir y tratar la COVID-19.
Las formas más eficaces de protegerse a uno mismo y a los demás frente a la COVID-19 son: lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca con el codo o con un pañuelo de papel al toser y mantener una distancia de al menos 1 metro (3 pies) con las personas que tosen o estornudan. (Véase ¿Qué puedo hacer para protegerme y prevenir la propagación de la enfermedad?).
Con información de la Organización Mundial de la Salud*
La importancia de usar protector solar
La exposición constante y prolongada a la radiación solar puede provocar severos daños a la salud, incluyendo quemaduras solares, envejecimiento prematuro y, en casos extremos, cáncer de piel.
Los protectores y bloqueadores solares son el producto ideal para evitar los estragos de la radiación solar en la piel. La protección contra los rayos ultravioleta provenientes del Sol no debe ser exclusiva de la temporada vacacional y deben ser usados por todo el mundo, sin importar su color de piel o edad.
¿Protector o bloqueador solar?
Es importante saber elegir el producto ideal para cada tipo de piel, entendiendo que cada producto actúa de forma diferente en nuestra piel debido a que están compuestos de activos específicos para cada uso.
Protectores Solares: absorben y reflejan la radiación ultravioleta (UV). Se recomienda aplicarlo con anticipación a la exposición solar, pues toma un tiempo estimado de 30 minutos en absorberse por nuestra piel. Los protectores solares deben volverse a aplicar luego de nadar o sudar, incluso si el producto es «a prueba de agua».
Bloqueadores Solares: están compuestos regularmente por óxido de zinc o titanio, y su función es la de reflejar los rayos ultravioleta para impedir que éstos alcancen la piel. Suelen ser más espesos que un protector, regularmente permanecen visibles y son significativamente más difíciles de enjuagar que un protector.
¿Qué tipos de radiación existen?
Todos los días estamos expuestos a distintos tipos de radiación, desde la luz solar hasta la luz que emite nuestro televisor, o incluso la lámpara de noche que usamos para leer en nuestro cuarto. Sin embargo, no todas ellas son igualmente dañinas para nuestra piel.
La radiación solar se denomina como ultravioleta (UV) y es una forma de radiación no ionizante que es emitida por el Sol como por fuentes artificiales, como las camas bronceadoras. Aunque ésta radiación en nuestro organismo es una fuente de producción de Vitamina D – que ayuda a absorber calcio y fósforo de los alimentos – la exposición prolongada puede ocasionar problemas de salud.
A su vez, los rayos UV se clasifican en tres principales tipos dependiendo la longitud de onda de cada una:
- Ultravioleta A (UVA): no es absorbida por la capa de ozono; tiene repercusiones en la salud.
- Ultravioleta B (UVB): es parcialmente absorbida por la capa de ozono, puede tener efectos secundarios en la salud.
- Ultravioleta C (UVC): es completamente absorbida por la capa de ozono y la atmósfera; no representa un riesgo latente a la salud.
¿Cómo saber cuál producto usar?
Dependerá de las actividades que realices diariamente, así como las condiciones climáticas del lugar donde te encuentres. La cantidad de radiación solar directa o indirecta que se vive en el norte del país difícilmente serán las mismas condiciones que se vive en el bajío o el sureste mexicano; la cantidad de humedad en el ambiente también influye en el tipo de producto ideal.
¿Cómo es tu día? ¿Tus actividades diarias te exponen constantemente a la luz directa del Sol? ¿Trabajas desde casa o en una oficina y tu exposición UV se limita a los tiempos de traslado? ¿Haces ejercicio al aire libre? ¿Te expones más a luces de trabajo, computadora o celular? Éstas son algunas cuestiones que debes considerar para elegir el mejor producto para tu piel.
La Skin Cancer Foundation recomienda el uso de protectores solares con cobertura de amplio espectro y con un factor de protector solar (FPS) de al menos 15 unidades. Asimismo, los productos deben aplicarse en las zonas de mayor exposición solar: cara, orejas, escote y cuello, manos, brazos, piernas y empeines.
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